Estamos
acostumbrados a pensar que una sociedad machista es ver a un hombre-patán que hace uso de su fuerza
física en contra de una mujer, que
expresa improperios o que simplemente no se comporta como un verdadero varón. Y
de hecho es cierto, pero el término ‘machista’ no se le atribuye simplemente a
los del sexo masculino, sino también a algunas mujeres, y es así como nacen las
mujeres machistas.

Veamos, por ejemplo ¿qué pasaría si tú, una bella señorita, sale con un fornido varón al cine a ver una película de terror y de pronto éste se asusta, o si por el contrario, van a ver una película sumamente dramática, y él bota unas cuantas lágrimas porque simplemente se conmovió?
Apuesto que la mayoría, porque afortunadamente no son todas, no volvería a salir con él, pensaría que es gay, que es poco varonil, sería tema de conversación con sus amigas y la burla de muchos de sus amigos.
“Los hombres no lloran”
¡MENTIRA!
Lloramos, no muy a menudo pero lo hacemos, y estoy seguro que vernos llorar es bastante desgarrador.
Por otro lado, el estereotipo del “macho rendidor”.
¡Oigan, a veces nosotros no tenemos ganas de ‘tener sexo’, de hacer el amor, ni
de nada! Bueno, en los jóvenes es muy poco común, nosotros siempre queremos
jajaja. Entonces hablemos del adulto estresado por tanto trabajo, problemas
familiares, problemas existenciales, etc. ¿Por qué no nos respetan?
Pero claro, si mi novia, mi mujer, mi esposa, o mi saliente no tiene ganas de
un contacto carnal conmigo yo sí tengo que aceptar su decisión y no seguir
forzando la situación porque si no ¿qué pasa? Soy un hombre-patán-machista que
solo quiere saciar su lado salvaje. ¿Y
cuál es el panorama si yo no quiero hacerle el amor a mi pareja? Ya no la
deseo, tengo otra mujer, me gusta otra persona, estoy perdiendo virilidad, soy
un poco hombre, entre otras cosas. Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso
es angustiante.
Hola. La
tengo grande.
Este punto ya no es un tema tabú eh, todas y todos nos “morboseamos” con el
tamaño del pene, así de claro. Y aunque está científicamente comprobado que el
tamaño no importa, éste es un tema eterno en conversaciones de hombres, de
mujeres, o entre hombres y mujeres.
Y en esta sociedad machista los que son menos proporcionados se convierten en
la burla de todos, y las mujeres aportan mucho cuando nos quieren destruir.
Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante porque DEBEMOS rendir, además de satisfacerlas, a esto sumémosle que tenemos que estar disponibles para cuando ellas lo quieran para conservar nuestro título del varón con los pantalones bien puestos.
Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante porque DEBEMOS rendir, además de satisfacerlas, a esto sumémosle que tenemos que estar disponibles para cuando ellas lo quieran para conservar nuestro título del varón con los pantalones bien puestos.
En este
mundo estamos acostumbrados a ver a la mujer
como la víctima y al hombre como el agresor. A ellas como las buenas, y a
nosotros como los desgraciados, y no pues señores, hay de todo un poco y para
todos los gustos. Cada quien escoge cómo vivir, cómo disfrutar, cómo sufrir o
con quien compartir sus días. Todos somos un mundo distinto, cada persona es un
misterio por descubrir y que al mismo tiempo jamás terminamos de conocer.
¡Ánimos! No somos tan desalmados