martes, 28 de octubre de 2014

¡Hola. La tengo grande!

Hace algún tiempo escribí una entrada titulada “Qué fácil es ser nosotros” en la cual mencionaba todo lo positivo de ser hombre, varón, macho,  o como quieran llamarlo; pero como todo y  como todos tenemos algunas cosas en contra.


Estamos acostumbrados a pensar que una sociedad machista es ver  a un hombre-patán que hace uso de su fuerza física en contra de una mujer,  que expresa improperios o que simplemente no se comporta como un verdadero varón. Y de hecho es cierto, pero el término ‘machista’ no se le atribuye simplemente a los del sexo masculino, sino también a algunas mujeres, y es así como nacen las mujeres machistas.
Existen en la actualidad, en pleno siglo XXI, mujeres que nos reprimen socialmente.
Veamos, por ejemplo ¿qué pasaría si tú, una bella señorita, sale con un fornido varón al cine a ver una película de terror y de pronto éste se asusta, o si por el contrario, van a ver una película sumamente dramática, y él bota unas cuantas lágrimas porque simplemente se conmovió?
Apuesto que la mayoría, porque afortunadamente no son todas, no volvería a salir con él, pensaría que es gay, que es poco varonil, sería tema de conversación con sus amigas y la burla de muchos de sus amigos.
“Los hombres no lloran”
¡MENTIRA!
Lloramos, no muy a menudo pero lo hacemos, y estoy seguro que vernos llorar es bastante desgarrador.
Por otro lado, el estereotipo del “macho rendidor”.
¡Oigan, a veces nosotros no tenemos ganas de ‘tener sexo’, de hacer el amor, ni de nada! Bueno, en los jóvenes es muy poco común, nosotros siempre queremos jajaja. Entonces hablemos del adulto estresado por tanto trabajo, problemas familiares, problemas existenciales, etc. ¿Por qué no nos respetan? Pero claro, si mi novia, mi mujer, mi esposa, o mi saliente no tiene ganas de un contacto carnal conmigo yo sí tengo que aceptar su decisión y no seguir forzando la situación porque si no ¿qué pasa? Soy un hombre-patán-machista que solo quiere saciar su lado salvaje.  ¿Y cuál es el panorama si yo no quiero hacerle el amor a mi pareja? Ya no la deseo, tengo otra mujer, me gusta otra persona, estoy perdiendo virilidad, soy un poco hombre, entre otras cosas. Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante.



Hola. La tengo grande.
Este punto ya no es un tema tabú eh, todas y todos nos “morboseamos” con el tamaño del pene, así de claro. Y aunque está científicamente comprobado que el tamaño no importa, éste es un tema eterno en conversaciones de hombres, de mujeres, o entre hombres y mujeres. 

Y en esta sociedad machista los que son menos proporcionados se convierten en la burla de todos, y las mujeres aportan mucho cuando nos quieren destruir.
Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante porque DEBEMOS rendir, además de satisfacerlas, a esto sumémosle que tenemos que estar disponibles para cuando ellas lo quieran para conservar nuestro título del varón con los pantalones bien puestos.


En este mundo  estamos acostumbrados a ver a la mujer como la víctima y al hombre como el agresor. A ellas como las buenas, y a nosotros como los desgraciados, y no pues señores, hay de todo un poco y para todos los gustos. Cada quien escoge cómo vivir, cómo disfrutar, cómo sufrir o con quien compartir sus días. Todos somos un mundo distinto, cada persona es un misterio por descubrir y que al mismo tiempo jamás terminamos de conocer. 

¡Ánimos! No somos tan desalmados


AZM

lunes, 13 de octubre de 2014

Conversaciones Intrapersonales

Lo  miraba de pies a cabeza.
Tenía una camisa rosada a cuadros, un pantalón de vestir, zapatos negros y la correa ajustada. Se veía bien, al menos algo aceptable como para ir a una entrevista de trabajo. El grano que tenía en una de sus mejillas desentonaba sin lugar a dudas, y creo que con el cabello seco se hubiera apreciado mejor su peinado. Ni modo.
Era la segunda vez que me cambiaba de ropa, y también la última porque solo tengo 2 cambios de "ropa de vestir". Dejé de verme en el espejo y aunque no estaba satisfecho de cómo me veía tuve que salir casi corriendo porque el tiempo me estaba ganando. Bajé las escaleras de los 4 pisos que separan mi casa de la puerta principal y desaté la locura de siempre...

¡Maldito grano! Tenías que aparecer justo hoy, encima estos zapatos suenan como si me hubiera puesto tacos de mujer. Siento que todos me miran cuando camino. ¿Combinará esto que me he puesto? ¡Maldición! ¿Por qué me puse camisa de manga larga si hoy ha salido mucho sol? Bueno Alvaro solo tienes 2 camisas y ambas son manga larga, supéralo. Ok, sube al carro con cuidado para que no se arrugue la camisa y divisa un asiento libre. ¡Puta madre todos están llenos! Ok, no te desesperes seguro en un rato se desocupa alguno. Bien, cantemos algo en tu mente para que no te sientas incómodo por ser el único que está parado en este bus que encima es inmenso. ¡Mierda, no debí ponerle plantilla a los zapatos, me duele mi dedo chiquito! Vamos, vamos, olvídalo. Cantemos. 

Esta era la ¿cuarta? entrevista de trabajo a la que iba con la esperanza de que sea un trabajo remunerado. No sabía cómo llegar y me guié de Google Maps para ubicarme. Estaba en una línea de transporte al que nunca me había subido, pero me sentía tranquilo y confiado.

Ok, creo que ya llegamos. Baja con cuidado y camina despacio para que estos putos tacos no suenen tanto. A ver... Uhm... ¡Ajá! Qué huevón, me bajé una cuadra antes. Disimula y camina como si nada hubiera pasado, aunque creo que todo el mundo se ha dado cuenta de que estás perdido, siento las miradas acusadoras. Bueno, camina, camina. ¡No aguanto el dolor de mi dedo chiquito! Me lo imagino y debe estar apachurrado, pobre. No sé en qué momento de mi vida amaba tanto ponerme ropa elegante, ahora lo detesto. 
¡No encuentro el número de la calle! Se saltean. ¿Dónde estás 1465, dónde?  A ver, regresemos por la misma calle. "1490 - 1482 - 1478 - 1470 - 1462 - 1450 ..." ¿Y el 1465? ¿Acaso lo han borrado porque sabían que iba a venir? ¡Por Dios,de verdad que cuando quiero hacerme el idiota, me esmero ah! (Risas).

Bueno, ¿Dónde está el 1465? A ver voy a cruzar. (...) ¡Ay con razón, no tiene número, está tapado! ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Todo lo absurdo me tiene que tocar a mí, estoy destinado a que todo se complique, hasta cuando se me cae el pan, se cae el lado untado boca abajo y el que no tiene nada cae a buen recaudo. ¡Ag! 
¡Mierda Alvaro, deja de pensar tonterías!

¡7,6,5,4,3,2,1 ... Al fin puedo cruzar! Bien. Caminemos, caminemos. ¿Qué me compraré con mi primer sueldo? Un celular sin lugar a dudas. ¿Celular dije? Cierto, veré qué hora es. ¡No jodas, ¿son las 4:55pm?! Pero tengo plazo hasta las 5pm solamente, me dijeron de 2pm a 5pm! ¿Tanto demoré en pensar todas estas estupideces y en encontrar la dirección?
¡Bien, aqui vamos! Seriedad.

Aptitud correcta. Serenidad. Seguridad. Le hablo mirándolo fijamente a los ojos. Doy respuestas contundentes. Siento que él está más nervioso que yo. Él, el que me entrevista.
Ha leído mi blog, le gusta. No trabajaría ni sábados ni domingos, el horario lo pongo yo. Cree que mi blog es un excelente material. Me pregunta si tengo alguna duda. La tengo. Le pregunto si el....
Salgo de la oficina y siento que todo el mundo sabe que pregunté lo mismo de siempre cuando me dicen: "¿Tienes alguna duda?" 

...Me pregunta si tengo alguna duda. La tengo. Le pregunto si el trabajo es remunerado. Me responde. Sonrío. FIN. 

Seguiré buscando chamba.


Alvaro Zagal





sábado, 4 de octubre de 2014

La maldita depresión

Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 37 minutos. Puse mi espalda a descansar encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo empezar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo. ¿Qué voy a escribir? No sé, pero quiero escribir. Volteo a la derecha y tengo la vista hacia la calle que me regala la inmensa ventana de mi cuarto, veo el tragaluz del edificio y en él, en una esquina, un nido de palomas que nunca se termina de construir porque a mi vecina no le agradan. Veo también ese árbol robusto e inmenso en medio del parque trasero de mi casa que en muchas ocasiones me ha visto despertar más de 4 veces por noche de forma inesperada. La calle fría, al parecer ha garuado toda la noche, el pasto verde vivo puesto que está algo húmedo, personas caminar, los arbustos bailar al son de la brisa mañanera y aquí estoy yo, sentando en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 45 minutos. El silbido de la tetera que grita que el agua está lista, que su ebullición ya llegó al clímax y que ya no puede más me regresan la mirada al computador. Me rehuso a bajar para ir a detener los gritos que provienen desde la cocina de mi casa, pero no puedo, tengo que ir.

Soy muy perfeccionista. Soy demasiado sensible. Soy muy observador. Soy demasiado duro conmigo mismo. ¿Complicado, por dónde?

Me sentía incompleto, nada llenaba mis expectativas. No creía estar en ese proceso de la adolescencia porque "eso ya lo pasé, o eso se supone. Entonces, ¿Por qué me siento así?   
¿Qué es lo que hace que sea tan duro conmigo mismo?" 
Tengo demasiado tiempo libre, tiempo que me permite pensar y pensar y pensar, y cuando por fin decido ocuparme en algo, escojo pensar.
Empiezas con esa estúpida metacognición que nunca termina en nada bueno, o al menos no si estás... "algo triste".

DÍA 1: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista".
DÍA 2:"¿Ya? ¿Qué esperas? Trabaja en lo que sea.
DÍA 3:"De verdad te pasas, son casi la 1pm y recién te levantas"
DÍA 4: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista"

Nunca odié tanto esto de tener demasiado tiempo libre. Habían días en los que simplemente pasaba todo el día en mi cama, o en la cama de mi mamá, en la de mi hermano, y bueno está bien, he estado en la cama de mi hermana también.
Veía televisión nacional, me entretenía un rato, abría mi cuenta de Facebook, leía un poco, me aburría. No salía, no tenía ganas de bañarme y sí, he pasado hasta 2 días enteros sin pisar la ducha de mi casa. ¿Qué, soy sucio? No me importaba en ese momento.

Era como querer gritar y que mi orgullo me lo impida, era como querer pedir ayuda y que algo dentro de mí me recordara que los fuertes no debemos pedir ayuda. ¡Qué estúpido!

Me estaba hiriendo e hiriendo a una de las personas más especiales en este mundo.

¿Amigos? Uhm. 
Bueno, cuando uno es joven cree que todos los que te sonríen en tu salón de clases son amigos, o que todos lo que te buscan cuando te necesitan también lo son. Pero acabo de completar mi álbum de amigos. Había espacio para 2 fotos, una la pegué hace más de 2 años cuando conocí la inocencia más linda del mundo y cuando me enamoré sin querer, sin permitirle que me enamorara, pidiéndole que se aleje porque "soy muy complicado". No le importó y terminamos estando juntos. Y la segunda figurita la acabo de pegar hace algunos días cuando me reencontré con una de las personas más transparentes y sensibles que he conocido.
(...)

-¿Deprimido? ¡No! Yo no estoy deprimido. No puedo. No hay forma.
-¡Estás deprimido y no te das cuenta!
-¡Cállate! Yo soy así, hogareño, no me gusta salir.
-¡Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista!
-¡¿Por qué tienes que gritar?!
-¡¿Quién está gritando?!
-¡Alvaro, mírame! ¿Quién te está gritando?
-¡Alvaro!
-¡Alvaro respóndeme!
Y me obligué a dormir, a pesar de que no tenía sueño, a pesar de que dormía todo el día. Eso hice. Obligarme a dormir.

Me sentía 'no-productivo'. El que no ata ni desata.No encontraba un trabajo que se acomode a la carrera que yo he estudiado. Tengo que esperar hasta el próximo año para tomar los cursos de titulación ... En fin, estaba siendo muy duro conmigo mismo y no lo merecía. Nadie me estaba juzgando, pero al mismo tiempo tenía mi más grande juicio y al peor juez, yo mismo.

Fueron días de sombra, de oscuridad, de desgano, de lágrimas, de pensamientos, de vergüenza, de aceptación ... Pero así como empezó silenciosamente, así mismo se fue yendo.
Me levanté y sonreí, y recordé esa frase que muchas veces me han dicho, sin caer en vanidad : "Me encanta tu sonrisa". Entonces ¿por qué no sonreír? Y así lo decidí, sonreír. No pierdo nada, y gano mucho. 
Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 9horas 49 minutos. Mantengo mi espalda descansada encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo terminar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo...

AZM