domingo, 10 de mayo de 2015

La tía Susy

"La verdad decidimos tomar nuestra distancia a raíz de lo que había pasado. Tenías y teníamos que asimilar las cosas. No era una situación fácil. Pero siempre los he tenido presente a tí y a tus hijos. Siempre."

Domingo por la mañana. Día de la Madre.
-¿Y cuáles son los planes para hoy? ...Papi, ¿sabes? Me levanté y me acordé de mi tía Susy, así de la nada. Y no sé por qué. 
-Yo estuve pensando en ella la semana pasada. ¡Vamos hoy a visitarla!
-¡Vamos!

Tuvimos un recorrido bastante largo. De casa salimos rumbo a otro distrito en busca de una de las mujeres de mi vida. Aquella que es una dama de pies a cabeza. Aquella mujer que se roba risas de propios y ajenos. Aquella señora que recuerda, a sus más de ochenta años, cuánto es doce por doce y que corrije cuando escriben vino con b. Mi mama Dora. Es tan lindo verla. Escucharla. Tomarle las manos. Es una mujer muy fuerte. Tiene mucho amor para dar y estoy dispuesto a recibirlo por siempre. No quiero que nunca nos dejes y si sueno egoísta no me importa. Quiero ser egoísta contigo siempre. 

(...)

Camino a casa de la tía Susy pensaba en cómo iba a ser ese reencuentro. 
Hemos compartido muchas cosas. Algún tiempo, si mal no recuerdo, hemos compartido hasta el mismo techo y los lazos, para con quienes compartes momentos felices pero también episodios durísimos, son muy fuertes por más tiempo que pase.
Fui conversando con Luchito, primo mío (aunque hoy por hoy "Luchito" ya no es tan Luchito), para avisarle que estábamos en camino.

La vida no es fácil para nadie. Y la de ella y, por ende, la de mis primos no ha sido la excepción.
Sobrellevar un hogar: Mamá, papá e hijos, es sumamente complicado. Y mantenerla feliz es el doble de difícil. 
Hubieron una serie de hechos que hicieron que nuestros lazos se resquebrajaran un poco, quizá. Y fuimos perdiendo el contacto unos a otros. La familia se estaba desmoronando. La mierda iba ganando. Y nos llevaba mucha ventaja.

Pero no hay mal que dure mil años, ni cuerpo que lo resista ¿no es cierto?
Pues el mal terminó. Terminó.

(...)

Uno nunca sabe lo fuerte que puedes ser hasta que ser fuerte es la única opción que tienes.
Y si hoy conoces a alguien que ha sabido levantarse después de tan aparatosa caída ve y celébralo junto a él o ella. No sabes lo desgastante que es. Y no puedes imaginarte lo bien que puedes hacer sentir a esa persona. Nunca calles lo bueno que tienes por decir porque quizá tus palabras sean la recarga de batería que esa persona necesita pero que grita silenciosamente.

(...)

Nuestra estadía fue reconfortante. Al verlos, al verla... El corazón no falla, y el mío estaba muy contento de estar ahí. El aura de lo que hoy es realmente un hogar para ellos era de un color y de un olor agradable. Tenían una sonrisa contagiante y unas ganas imparables de contarnos todo lo bueno y todo lo malo que han tenido que pasar para ser hoy poseedores de luz.



Tía Susy:
Quizá para tí soy un sobrino de veintún años que aún tiene mucho por vivir y que no sabe nada de la vida. Y quizá sea cierto. Pero quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ser parte de tu vida. Estoy muy feliz de haber conocido hoy a la verdadera Susy Villaverde. A la mujer fuerte. A la madre coraje. A la mujer que se valora, que se quiere, que se respeta. Aquella que hoy puede mirar a los ojos a cualquier persona que se le ponga en frente y así decir: "Sí, sufrí. Pero estoy aquí por mí y por mis hijos." Eres muy valiosa. ¿Sabes algo? Hemos compartido tres botellas de cerveza por ti, porque la verdad odio el trago, pero tu fortaleza y tu buena vibra hizo que sintiera que aquella bebida que recorría ahora mi garganta, se convierta en el sabor más dulce del mundo.

Gracias por levantarte. Gracias por hacerme ver que mis problemas no son nada. Que se puede resurgir desde lo más hondo. Que es posible sacudirse tanta mierda de encima. No importa cuánto tiempo hayamos estado revolcándonos en el estiércol. Lo que verdaderamente importa es saber cuando decir ¡basta!

Mi intención no es jamás juzgarte ni juzgar a nada ni a nadie. Mi única intención es hacerte saber lo grande que eres y lo enorme que puedes llegar a ser. 

Gracias por abrirnos las puertas de tu casa. Gracias por esas "tres chelitas". Y gracias por aparecer hoy en mi mente.

Te quiero con todo mi corazón.

AZM





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