Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 37 minutos. Puse mi espalda a descansar encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo empezar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo. ¿Qué voy a escribir? No sé, pero quiero escribir. Volteo a la derecha y tengo la vista hacia la calle que me regala la inmensa ventana de mi cuarto, veo el tragaluz del edificio y en él, en una esquina, un nido de palomas que nunca se termina de construir porque a mi vecina no le agradan. Veo también ese árbol robusto e inmenso en medio del parque trasero de mi casa que en muchas ocasiones me ha visto despertar más de 4 veces por noche de forma inesperada. La calle fría, al parecer ha garuado toda la noche, el pasto verde vivo puesto que está algo húmedo, personas caminar, los arbustos bailar al son de la brisa mañanera y aquí estoy yo, sentando en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 45 minutos. El silbido de la tetera que grita que el agua está lista, que su ebullición ya llegó al clímax y que ya no puede más me regresan la mirada al computador. Me rehuso a bajar para ir a detener los gritos que provienen desde la cocina de mi casa, pero no puedo, tengo que ir.
Soy muy perfeccionista. Soy demasiado sensible. Soy muy observador. Soy demasiado duro conmigo mismo. ¿Complicado, por dónde?
Me sentía incompleto, nada llenaba mis expectativas. No creía estar en ese proceso de la adolescencia porque "eso ya lo pasé, o eso se supone. Entonces, ¿Por qué me siento así?
¿Qué es lo que hace que sea tan duro conmigo mismo?"
Tengo demasiado tiempo libre, tiempo que me permite pensar y pensar y pensar, y cuando por fin decido ocuparme en algo, escojo pensar.
Empiezas con esa estúpida metacognición que nunca termina en nada bueno, o al menos no si estás... "algo triste".
DÍA 1: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista".
DÍA 2:"¿Ya? ¿Qué esperas? Trabaja en lo que sea.
DÍA 3:"De verdad te pasas, son casi la 1pm y recién te levantas"
DÍA 4: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista"
Nunca odié tanto esto de tener demasiado tiempo libre. Habían días en los que simplemente pasaba todo el día en mi cama, o en la cama de mi mamá, en la de mi hermano, y bueno está bien, he estado en la cama de mi hermana también.
Veía televisión nacional, me entretenía un rato, abría mi cuenta de Facebook, leía un poco, me aburría. No salía, no tenía ganas de bañarme y sí, he pasado hasta 2 días enteros sin pisar la ducha de mi casa. ¿Qué, soy sucio? No me importaba en ese momento.
Era como querer gritar y que mi orgullo me lo impida, era como querer pedir ayuda y que algo dentro de mí me recordara que los fuertes no debemos pedir ayuda. ¡Qué estúpido!
Me estaba hiriendo e hiriendo a una de las personas más especiales en este mundo.
¿Amigos? Uhm.
Bueno, cuando uno es joven cree que todos los que te sonríen en tu salón de clases son amigos, o que todos lo que te buscan cuando te necesitan también lo son. Pero acabo de completar mi álbum de amigos. Había espacio para 2 fotos, una la pegué hace más de 2 años cuando conocí la inocencia más linda del mundo y cuando me enamoré sin querer, sin permitirle que me enamorara, pidiéndole que se aleje porque "soy muy complicado". No le importó y terminamos estando juntos. Y la segunda figurita la acabo de pegar hace algunos días cuando me reencontré con una de las personas más transparentes y sensibles que he conocido.
(...)
(...)
-¿Deprimido? ¡No! Yo no estoy deprimido. No puedo. No hay forma.
-¡Estás deprimido y no te das cuenta!
-¡Cállate! Yo soy así, hogareño, no me gusta salir.
-¡Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista!
-¡¿Por qué tienes que gritar?!
-¡¿Quién está gritando?!
-¡¿Quién está gritando?!
-¡Alvaro, mírame! ¿Quién te está gritando?
-¡Alvaro!
-¡Alvaro respóndeme!
Y me obligué a dormir, a pesar de que no tenía sueño, a pesar de que dormía todo el día. Eso hice. Obligarme a dormir.
Me sentía 'no-productivo'. El que no ata ni desata.No encontraba un trabajo que se acomode a la carrera que yo he estudiado. Tengo que esperar hasta el próximo año para tomar los cursos de titulación ... En fin, estaba siendo muy duro conmigo mismo y no lo merecía. Nadie me estaba juzgando, pero al mismo tiempo tenía mi más grande juicio y al peor juez, yo mismo.
Fueron días de sombra, de oscuridad, de desgano, de lágrimas, de pensamientos, de vergüenza, de aceptación ... Pero así como empezó silenciosamente, así mismo se fue yendo.
Me levanté y sonreí, y recordé esa frase que muchas veces me han dicho, sin caer en vanidad : "Me encanta tu sonrisa". Entonces ¿por qué no sonreír? Y así lo decidí, sonreír. No pierdo nada, y gano mucho.
Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 9horas 49 minutos. Mantengo mi espalda descansada encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo terminar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo...
AZM