Habito en un mundo que se equivoca constantemente.
Un mundo que vivió en el error contínuo, que derrochaba sangre inocente, que señalaba a quienes no debía y que, posiblemente, sigue persiguiendo a quienes no deben ser perseguidos. Hemos evolucionado a medida que las cosas han ido encontrando su cauce. Volteo la mirada hacia épocas en las que agradezco no haber existido pues no sé qué hubiera sido de mí. Hay tantas cosas que siempre estuvieron mal. Demasiada injusticia. Desigualdad. Crueldad. ¿Negros esclavos? ¿De verdad nos sentíamos con el derecho de tener como esclavos a seres humanos tan semejantes uno del otro? ¿Holocausto? ¿Hitler? ¿Guerras por el poder? ¿Corrupción descontrolada? Me horrorizo.
Me jode y no puedo entender cómo hasta la actualidad hay tantas cosas que hemos ido arrastrando y que no hemos podido reparar. Hay tal grado de ignorancia e insensibilidad de parte de muchos de nosotros que hacen que cada vez estemos peor. Remamos a distintas direcciones. Mientras uno luchan contra el mal. Otros, descaradamente, luchan contra el bien.
¿En serio los varones nos creíamos tan superiores a las mujeres? ¿Con qué derecho? ¿Quién carajo nos dio ese poder que creen algunos, hasta ahora, que les corresponde?
Me llena de rabia saber que lo más preciado que puede existir en un mundo como el nuestro, sea tan maltratado todos y cada unos de nuestros días. ¿Por qué? ¿Acaso no podemos entender que estamos equivocados? Que son más de lo que somos nosotros. Sí, son más. No podemos hablar de igualdad de género, porque ellas, simplemente, nos llevan mucha ventaja. Claro, aquellas que saben adelantarse.
Hoy, justo antes de llegar al paradero a tomar el bus que me traería al trabajo, sobreparé en la pista porque venía un taxi negro que finalmente me cedió el paso. Sinceramente me sorprendí. El chofer, una mujer.
Me puse a pensar a cuántos peligros está expuesta e imaginé que lo hace por los hijos que quizá ha de tener, o por el esposo que debe cuidar, o por la familia entera que debe mantener. No lo sé, tantas cosas. No es la primera mujer taxista que veo, es obvio, pero no dejo de conmoverme cuando veo a alguna. Como las hay, ya más arriesgadas, conductoras de combis, buses, cobradoras de éstos mismos, etcétera.
La última vez que subí a un bus y me tocó una conductora, sentí que viajaba en un avión y en primera clase. El bus estaba limpio, todas las ventanas abiertas, la música en un volumen adecuado. No tenía cobrador así que se las ingeniaba para conducir, cobrar, estar al pendiente de quiénes subían y quiénes bajaban.
-¿Pasa por la Bolichera?
-Sí, por supuesto.
-Cóbrese -puse en su mano una moneda de un sol y procedí a avanzar.
-¡Joven! Hasta la Bolichera son solo cincuenta céntimos -me dio el vuelto. Ahora sí pase, adelante. Conserve su boleto. Buenas noches.
De verdad fue así. Tal cual. Recuerdo incluso que no pude contener solo conmigo las buenas vibras que aquella señora me había transmitido, así que apenas bajé del bus, compartí esa felicidad con un amigo muy cercano. Debió pensar que estoy loco.
Tengo una obsesión por hacer que todo el mundo entienda que de verdad son muy valiosas, me estresa saber que la realidad es otra. Este mundo está de cabeza, el sol solo sale para algunos. Muchos viven en la eterna oscuridad. Oscuridad cerebral. Con criterio cero. Nulo.
¡Hombre despierta! Naciste para proteger no para abusar. Me encantaría removerte el cerebro y hacer que entres en razón. Cambia ese chip que te pusieron años atrás. No tienes derecho a insultar a una mujer, a maltratarla, a sentirte superior, a abusar de ella. ¿Has oído los piropos que solo un descerebrado y troglodita como tú puede decir?
Piensa un poco, vamos tú puedes.
Ellas son más arriesgadas que cualquiera de nosotros. No solo dan vida, sino que mantienen la suya, la mía, la tuya, la de todos sus hijos, la del esposo, la de su familia entera.
-Yo no sé qué va a ser de ustedes el día que yo me muera.
Típica mujer que se sabe muy útil. Que sin ella no somos nada.
¿Ves? ¿Y aún así sigues creyendo que eres el sexo fuerte? Que eres el macho todopoderoso. Poderoso de qué. Con quién. Para qué.
Antes de desarrollar masa muscular para verte fornido e intimidante, desarrolla el cerebro para aprender y aceptar que no era más que nadie. Que necesitas ser más que tú mismo para poder mejorar un mundo que sigue creyendo que "las mujeres no tienen derechos porque decidieron nacer mujer".
¡No me jodas pues!
Si siento que soy feminista, ¿necesito ir al psicólogo?
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