jueves, 28 de noviembre de 2013

Salvaje ¿tradición?

“BINGOO!  Así es cómo me gustan que vengan las ideas. Zagalada 26 en proceso.”
De ésta forma anunciaba que ya tenía en mente mi próxima entrada desde mi cuenta de Facebook,  cuando caminaba al paradero y sólo Katty Perry me acompañaba diciéndome “I got the eye of the tiger, the fire, dancing through the fire, ‘cause I am a champion and you’re gonna hear me roar. Louder, louder than a lion, ‘cause I am a champion and you’re gonna hear me roar.”

Saliendo de clases y caminando por  el dificultoso paso en el que Miraflores se ha convertido gracias a sus apresuradas remodelaciones, conversaba con cuatro amigos: Ana, Catherine, César y Lizbeth.
La conversación en su totalidad es privada (mentira, solo hablábamos incoherencias y nos reíamos de ellas), nos dividimos de forma espontánea y sin resentimientos y quedamos al final Ana, Lizbeth y yo, mientras César y Cathy hacían su grupo de a dos.

La viveza de los peruanos, la inteligencia invertida  -es decir- cuando usamos nuestro poder intelectual para usarlo en contra de nosotros mismos, bien dicen que “el peor enemigo de un peruano es otro”. Suena horrible, y ahora mismo pienso en ¿y si borro esto?, pero no, por más feo que suene, es cierto.

-"Es como por ejemplo las corridas de toro, me parecen horrible. La gente paga por ver sufrir al toro cuan espectáculo, y de espectáculo no tiene nada", comenté.


-“Es lo malo de los peruanos (y por qué dice peruanos y no dice  “es lo malo de nosotros”, pensé) son unos salvajes, además eso es una tradición que viene de España”, afirma Ana.
-“Sí, además que luego de que el toro ha muerto lo preparan y se sirven de él”, agrega Lizbeth.
-“¿Así?, eso no sabía”, finalicé.




Nos acercábamos al final de nuestros caminos juntos. Ana y Lizbeth se irían por un lado. Cathy, César y yo, por otro.

-“Mira, la 10E vacía.”
-“Páralo, páralo ahí”.
-“Se fue”
-“Chau”, dije. Pues ese día (27-11-13) no me iría con ellos, había decidido caminar unas cuadras más.
Inicio, multimedia, todas las canciones, R, Roar, play.
Volumen al máximo y el semáforo en rojo anunciando que tendría que esperarlo por 45 segundos aproximadament
e para poder cruzar.


-“Hola”.
Así interrumpió una señorita el trance en el que entro al escuchar música por la noche y más aún si la calle está vacía y puedo pensar y pensar y pensar.
-“¿Hola?”, le contesté.
-“¿Te puedo dejar un folleto? Espero que te animes a 
acompañarnos”

-“Ah sí claro”. 

Estiré mi mano para recibirlo y le regresé la sonrisa que ella me envió al principio. El semáforo cambió, ella se adelantó y volví a reproducir la canción que estaba por acabar y de la cual no había disfrutado.

Decidí ponerle atención al folleto y…
“POR LA ABOLICIÓN CON LA FUERZA ESPIRITUAL. LIMA SE PINTA ANTITAURINA”
GRAN MARCHA PACÍFICA AMARILLA CONTRA LAS SALVAJES CORRIDAS DE TOROS.


¡Wow!, dije.

Demasiada coincidencia, y bueno para serles sincero no creo en las coincidencias, entonces no lo era.


 “… Espero  que te animes a acompañarnos”. 
Ahí está el problema. ¿Recuerdan la entrada  “¿Vamos al mercado?”, en donde decía: “…siempre he ‘odiado’, aunque suene despectivo, ir al mercado. Demasiado bullicio para mi gusto…”?
Bueno entonces casi descartado poder acompañarte, le respondí, aunque ya la había perdido de vista.


¿Qué hago? Es demasiado, este folleto llegó por algo.

Me quité los audífonos porque en realidad Katty estaba gritando mucho y yo le pedía que baje la voz, y de pronto… “BINGOO!  Así es cómo me gustan que vengas las ideas. Zagalada 26 en proceso.”


Sonreí, guardé el folleto y retomé el camino.
Me disculpé con Katty y le pedí que volviera a cantar para mí.


Sencillo.
¡No más corridas de toros!
¡Alto al maltrato animal!

AZM





lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Vamos al mercado?

Hoy después de mucho tiempo acompañé a mi mamá al mercado, o más bien a “la paradita” como ella la llama. Todo resultó de forma inesperada.

Yo siempre, aunque suene despectivo, he ‘odiado’ ir al mercado, pues me resulta desordenado, demasiado bullicio para mi gusto y lo peor, te persiguen para venderte algo aunque tú le pongas la peor cara.

Hoy el plato de fondo es Arroz con Pollo, y bueno empezamos a desfilar cual modelos en medio de nuestra pasarela por un sinfín de puestos que nos ofrecían lo mismo y al mismo precio.
Entonces me volví a preguntar algo que siempre me he interrogado: ¿Por qué en un mismo pasillo todos  venden pollo, o verduras, o frutas? Así no hay comercio, y resulta aburrido ver lo mismo en el mismo lugar.
Entonces mi madre respondió a esta pregunta de forma inconsciente:
-A ver, a ver... ¡Aish!   Mi casera no ha abierto, vamos donde la gordita que vende por la casa.
¿Hasta la casa? – pensé.
Pero si tienes miles de puestos más que venden pollo por aquí, me dije. ¿Por qué caminar de nuevo hasta allá?

Unas cuadras más adelante, llegamos al puesto de “la gordita” pero antes nos detuvimos porque mi mamá pedía “tres kilos de naranjas jugosas por favor”.

¿Desde cuándo se le agrega adjetivos a las cosas que queremos_?, me pregunté.

Esto me recuerda a los paraderos ficticios que creamos, como “panadería baja”, “teléfono baja”, “esquina derecha baja”, entre otros.
-“Hola bonita, hola guapo, ¿cómo están?
No lo pude evitar, esbocé una sonrisa que les juro no fue de burla sino de placer y sorpresa.
Es cierto que en los mercados y algunos otros sitios te atienden así, pero ésta vez me resultó tan sincero y amable el saludo que me sentí cómodo y halagado.

-“¿Hoy qué vas a llevar?”
-Dame 2 entrepiernas, y lo cortas en presas como para Arroz con Pollo.
-¡Ay qué rico!, échale loche (haciendo referencia al zapallo loche).
-Ay claro casera, ya lo compré.
-¿Así?, y culantro, espinaca, ají amarillo, cervecita negra, ¡y no te olvides de las alverjitas ah!.
(Risas)

Me sentía partícipe de  un comercial de detergente en el cual se encuentran dos vecinas para lavar su ropa y de esta forma  hacerle ver a la otra que “para esas manchas tengo mi Bolívar con cristales limpiadores”.
-Dame dos piernas más.
-¿Cuánto más?
-Y estas dos.
-¿Cuánto más bonita?
-¡Qué floreraaa!, le dije.
-¡Ay qué maaaloo!, míralo pues. ¿Qué edad tienes?
-Diecinueve, respondí.
-Ay si pareces de menos
-Si pues, parece de menos. Interrumpió mi mamá.
-¡Y también es guapo ah!
(Risas)
-Eso es todo casera, ¿Cuánto es?
-11.20
-Ya, te doy 20céntimos para que te cobres 11.
-¿No tendrás 1.20 para darte 10?
-Hmm no.
 ¡Ayy sisisisisi! Ten.
-¡Gracias preciosa, cuídate. Suerte!
-Gracias, tú también.

La miré, y antes de irme contagiado de su buen humor y alegría empecé a redactar mentalmente una historia con ella, la cual estoy convirtiendo ahora mismo en una Zagalada.

Son las personas como ella, quienes valen la pena. Por quienes caminaría kilómetros así fuera por consumirle lo más mínimo con la condición de irme alegre y satisfecho como me fui yo de su puesto.
El tiempo se me agotaba, y esos 5 segundos en los que calculo pensé más o menos todo esto ya traía como consecuencia los rostros de mi madre y el, desde ahora, NUESTRA caserita algo desencajados, así que me tocaba despedirme a mí también.

-Chau bonita, dije finalmente.
-¡Míííralo pues, terribleee eres!

(Risas).

Escrito el viernes 15/11/11

AZM


lunes, 4 de noviembre de 2013

¡Fotopaporretas!

Una raya más tigre.
Una patinada más a nuestra lista.
Un error más que deja al descubierto la carencia de buenos planteamientos en proyectos futuros.



Empezamos bien, se puso en marcha la supervisión a conductores y las velocidades permitidas en ciertas calles y/o avenidas en nuestra capital. El proyecto iba viento en popa, empezaron a desfilar las fotografías, a los agentes encargados les empezaron a brotar ojos adicionales, fotos por aquí y por allá, y entre avisos mal posicionados y fotos por doquier se creó la gran confusión y con éste “la doble chamba”.


Fue así que se llegó a multar a una misma persona hasta 3 veces por conducir a 40km por hora en una vía rápida, ¿No es esto absurdo?, ¿En qué pensaba el agente policial responsable de la fotografía cuando capturó en imágenes al conductor del vehículo?, ¿No sabía acaso que se encontraba en una avenida?, lugar en el que manejar a 40km por hora está mucho más que permitido, ¿Cómo no? Es una avenida, ¡bah!

Solución inmediata. Viendo en el bochornoso lío en el que se habían metido, la Municipalidad de Lima admitió que ciertamente existen señales mal ubicadas, letreros con aviso de “Disminuya la velocidad, colegio” en la puerta de la Institución, cuando éste debería estar ubicado metros antes del establecimiento para evitar cualquier desgracia. A esto le sumamos avisos de kilometrajes que son obstruidos por la vegetación y que por ende pasan desapercibidos al ojo del volante.



Se decidió devolver los cobros injustos, porque sí, increíblemente estas multas habían sido cobradas.
Se anunció los pasos necesarios para el reembolso de éstas, incluso se habilitó poder pedir el dinero por medio de una transferencia si por 'x' motivos no deseaba el dinero en efectivo o no contaba con tiempo para acercarse a recogerlo, pero vaya sorpresa…
El vigilante de un reconocido centro bancario mostró su asombro al ver que de una escala de 1 al 10, solo 3/10 se habrían acercado a reclamar por su dinero mientras que los 7 restantes aún no se manifestaban ni siquiera vía internet, lo que causó gran conmoción pues “esperábamos colas interminables”, según señalaba el agente de seguridad del establecimiento.
Pues qué decirles, pónganse las pilas.

Esto me recuerda a las largas colas para los trámites de AFP, se dio una fecha límite y todos morían por asistir y ser atendidos rápidamente. Una vez ampliada la fecha, éstas desaparecieron.
¡Somos PERUANOS ¡ :)

El proyecto es súper bueno, lo que necesitamos son buenos planteamientos. No queremos que se apuren, ni que nos enamoren promoviendo cosas que tarde o temprano fracasan y que terminan perjudicándonos. Instrúyanse, planeen las cosas bien, verifiquen, hagan pruebas, PREOCÚPENSE, y dejen de ser una preocupación para la sociedad.

¡Vamos, que si podemos!
AZM