Hoy después de mucho tiempo acompañé a mi mamá al mercado, o
más bien a “la paradita” como ella la llama. Todo resultó de forma inesperada.
Yo siempre, aunque suene despectivo, he ‘odiado’ ir al mercado, pues me resulta desordenado, demasiado bullicio para mi gusto y lo peor, te persiguen para venderte algo aunque tú le pongas la peor cara.

Entonces me volví a preguntar algo que siempre me he interrogado: ¿Por qué en
un mismo pasillo todos venden pollo, o
verduras, o frutas? Así no hay comercio, y resulta aburrido ver lo mismo en el
mismo lugar.
Entonces mi madre respondió a esta pregunta de forma inconsciente:
-A ver, a ver... ¡Aish!
Mi casera no ha abierto, vamos donde la gordita que vende por la casa.
¿Hasta la casa? – pensé.
Pero si tienes miles de puestos más que venden pollo por aquí, me dije. ¿Por
qué caminar de nuevo hasta allá?
Unas cuadras más adelante, llegamos al puesto de “la gordita” pero antes nos
detuvimos porque mi mamá pedía “tres kilos de naranjas jugosas por favor”.
Esto me recuerda a los paraderos ficticios que creamos, como “panadería baja”,
“teléfono baja”, “esquina derecha baja”, entre otros.
-“Hola bonita, hola guapo, ¿cómo están?
No lo pude evitar, esbocé una sonrisa que les juro no fue de burla sino de
placer y sorpresa.
Es cierto que en los mercados y algunos otros sitios te atienden así, pero ésta
vez me resultó tan sincero y amable el saludo que me sentí cómodo y halagado.
-“¿Hoy qué vas a llevar?”
-Dame 2 entrepiernas, y lo cortas en presas como para Arroz con Pollo.
-¡Ay qué rico!, échale loche (haciendo referencia al zapallo loche).
-Ay claro casera, ya lo compré.
-¿Así?, y culantro, espinaca, ají amarillo, cervecita negra, ¡y no te olvides
de las alverjitas ah!.
(Risas)
Me sentía partícipe de un comercial de
detergente en el cual se encuentran dos vecinas para lavar su ropa y de esta
forma hacerle ver a la otra que “para
esas manchas tengo mi Bolívar con cristales limpiadores”.
-Dame dos piernas más.
-¿Cuánto más?
-¿Cuánto más bonita?
-¡Qué floreraaa!, le dije.
-¡Ay qué maaaloo!, míralo pues. ¿Qué edad tienes?
-Diecinueve, respondí.
-Ay si pareces de menos
-Si pues, parece de menos. Interrumpió mi mamá.
-¡Y también es guapo ah!
(Risas)
-Eso es todo casera, ¿Cuánto es?
-11.20
-Ya, te doy 20céntimos para que te cobres 11.
-¿No tendrás 1.20 para darte 10?
-Hmm no.
¡Ayy sisisisisi! Ten.
-¡Gracias preciosa, cuídate. Suerte!
-Gracias, tú también.
La miré, y antes de irme contagiado de su buen humor y alegría empecé a
redactar mentalmente una historia con ella, la cual estoy convirtiendo ahora
mismo en una Zagalada.
Son las personas como ella, quienes valen la pena. Por quienes caminaría
kilómetros así fuera por consumirle lo más mínimo con la condición de irme
alegre y satisfecho como me fui yo de su puesto.
El tiempo se me agotaba, y esos 5 segundos en los que calculo pensé más o menos
todo esto ya traía como consecuencia los rostros de mi madre y el, desde ahora,
NUESTRA caserita algo desencajados, así que me tocaba despedirme a mí también.
-Chau bonita, dije finalmente.
-¡Míííralo pues, terribleee eres!
(Risas).
-¡Míííralo pues, terribleee eres!
(Risas).
Escrito el viernes 15/11/11
AZM
AZM
Que gracioso... :3
ResponderEliminarMuy tierno...
Hola,
EliminarGracias por tu comentario.
Éxitos, nos vemos por aquí :)
:) si, a quien no le gusta que le traten bn?es muy muy incomodo comprar en un lugar que te atienden de mala manera o que no tengan esa amabilidad.
ResponderEliminarMuy lindo!!
PD: que bueno que publicaste mas sagaladas ;) !!! bendiciones y exitos!!!
¡Hola!
ResponderEliminarSer amable cada día se torna un completo reto, más aun si no estás de buenas :)
Gracias.
Sigue cada una de mis Zagaladas :D