martes, 30 de diciembre de 2014

Tiñiéndome Blanquiazul

Doce años atrás. Ocho años de edad.
Corro a esconderme detrás de una columna de cemento que queda en medio del patio de mi escuela cuando mi profesor de educación física; un señor alto, de bigotes negros, con voz gruesa y carácter difícil dijo que la clase había culminado y que ahora los niños pueden juntarse a jugar fútbol mientras que las niñas pueden hacer lo mismo para jugar voleibol. Estoy escondido porque quiero ahorrarme el mal momento de ser elegido último cuando los dos mejores 'peloteros' de mi salón arman sus equipos y se pelean por los reyes del balón. Ya me han probado de arquero, de volante, de delantero y hasta de árbitro pero creo que a pesar de que soy campeón de atletismo de toda la primaria y que aunque me apodan 'la liebre Zagal', simplemente el fútbol no es lo mío.

Ellos me alientan y me dicen que uno no puede ser bueno en todo, y que por lo general los buenos en los deportes son malísimos para el estudio, que por lo menos yo soy bueno para ambas cosas, pero claro, exceptuando al fútbol. 
Salgo de mi escondite porque falta uno y aunque no soy necesario me exigen acoplarme a la 'manchita' porque "puede pasar la directora y te verá sin hacer nada".

Los mismos doce años atrás y los mismos ocho años de edad.
Estoy libre de la escuela y es viernes por la tarde. Mis amigos del barrio saben de mis pocas habilidades con el fútbol pero igual han tocado mi puerta y le han dicho a mi mamá que me están buscando para jugar en la pista, y yo me puse feliz.
"-¡Qué bien. Le han dicho a mi mamá que han venido a buscarme para jugar fútbol en la pista! Estoy seguro que dirá que no. ¡¿Qué mamá deja a su hijo jugar en la pista?!
"-¡Alvaro, te buscan!".
"-Es el fin"-pensé.

No sé ni en qué posición estoy jugando ni quiénes son los de mi equipo, veo niños nuevos.
Soy buenísimo esquivando pases, no me gusta tener la responsabilidad del posible gol en mi, pero esta vez fue casi imposible evitarlo. Tengo la pelota en mi pies y a dos niños corriendo tras de mi, me pongo nervioso y no les quito la mirada. La pelota se me traba, es como si quisiera irse con ellos porque no aguanta mis pasos en zig zag, volteo a mirarlos y ¡zas!. Tengo a todos alrededor tratando de ponerme de pie luego de caer echado encima de una grada que separa la pista de la vereda. Me piden que me tranquilice, me dicen que mi pecho se abrirá nuevamente poco a poco. 
"-¡Respira tranquilo!"
"-¡Alvaro, no te apures!"
"-¡Tranquilo por favor!"
Y desde aquel trágico momento decidí no volver a 'jugar pelota'.
Jamás quise desperdiciar mi tiempo viendo fútbol por televisión y mucho menos gastar mi dinero en ir a un estadio.
Le declaré la guerra al indomable fútbol.

Doce años después. Veinte años de edad.
Estoy sentado en el auto tratando de asimilar el vuelco de 180° grados en el que me he visto inmerso. Todo ha pasado muy rápido, la vida se está ocupando de sorprenderme cada día más y la verdad no sé qué es lo que quiere ni cómo es que esto acabará.
El auto se estaciona y bajo lentamente. Me pongo una camiseta de fútbol por primera vez en la vida y empiezo a caminar hacia la entrada de un estadio por vez primera, también. 
El responsable de que yo esté ahí y de lo que viví ese día es mi jefe-amigo, socio y ex presidente del club deportivo, quien de pronto hace una llamada y me lleva a la puerta de la concentración de los jugadores aliancistas quienes se preparan para regalarle a sus seguidores el primer e inolvidable "Día del hincha blanquiazul".
Me recibe Waldir "el goleador histórico" Sáenz, o simplemente "Wally", a quien ya conocía con anterioridad personalmente. Me pregunta cómo estoy y yo hago lo mismo con él, luego se va saludar a sus compañeros no sin antes decirme en qué habitaciones estaban los jugadores del momento, los más reconocidos a nivel internacional en la actualidad: Paolo Guerrero, Claudio Pizarro y Jefferson Farfán. Converso con ellos algunos minutos y finalizamos con la imperdible foto del recuerdo.

Salgo y me siento en una banca de cemento que está en medio del patio de la concentración, respiro fútbol, fútbol puro y esta vez no me falta el aire. Sonrío y me seco el sudor de la frente que me produce recordar todos mis momentos peloteros. Hago una mirada panorámica para convencerme de que en realidad estoy rodeado de futbolistas nacionales e internacionales y aún no termino de creer que sea yo, el último seleccionado del equipo en la escuela, quien tenga el privilegio de ver a los más grandes tan de cercas, tan sencillos y 'normales'.
Escucho que los jugadores ya tienen que ir a los vestuarios, por lo que me despido del goleador histórico. En realidad ya era demasiado tarde, tras la puerta había un mar de seguidores que rogaba por una foto de su estrella favorita y una centena de periodistas que se peleaban por al menos una declaración de algunos de ellos. No tenía otra opción, salí con todos ellos.

Jamás viví tan de cerca tanta algarabía. 
Una algarabía que me gané gratuitamente, que no era para mi, pero que la viví como tal. Un cordón de seguridad nos abría paso y a medida que iba avanzando mis nervios iban creciendo, pues ya casi no veía suelo, todos estaban vueltos locos e invadían el espacio destinado para el pase de los jugadores.
Entre flashes por doquier, gritos, aplausos, banderas, micrófonos, cámaras, y reporteros llegamos a la puerta que daba el ingreso a la cancha de grass natural. 
Un verde intenso que veía y olía por primera vez en mi vida. Arengas incansables desde la tribuna sur, un estadio repleto que no dejaba de resonar los íntimos corazones y que empezaba a teñir el mío de blanquiazul.

De pronto, gracias a la ayuda de uno de los organizadores del evento, ya estaba dentro de los vestuarios:
Lugar sagrado.
Entré tímidamente y se respiraba un olor mentolado al que quería ponerle un nombre. Empecé a revisar las carpetas llenas de información en mi  cabeza y hasta la papelera de reciclaje para ver si alguna describía aquel olor, pero solo encontré "charcot", un término que por ahí alguien me había aclarado.
Todo es tan normal. Todos son tan normales. Todo es tan real. Había realmente un sentimiento común entre ellos, el cual yo desconocía complemente porque estaba infestado por aquellos que nunca han vivido una experiencia como la que yo estaba viviendo en esos momentos.
Recordé entonces que la televisión distorsiona a veces la realidad, una que en muchas oportunidades se queda impregnada en nuestras mentes porque no conocemos la veracidad de las cosas.
Luego de verlos calentar y reencontrarse en un fraterno abrazo a muchos de ellos, llamaron a todos para orar y encomendarse al Señor de los Milagros como lo hacen siempre antes de cada encuentro. Y mientras yo iba repitiendo la oración terminaba por convencerme de que todos bajo la misma camiseta y con el mismo sentimiento estaban reviviendo momentos que desde hacía mucho no tenían juntos.

Mi mente recordaba vídeos vistos de las  concentraciones de equipos blanquiazules años atrás y el escenario era el mismo, el sentimiento no cambiaba y no importaba cuánto más lejos haya llegado uno que otro, lo que importaba es que todos estaban juntos disfrutando la compañía mutua, una alegría desbordante y ese amor que se dividió en blancos y azules que terminó flechando hasta en ese momento mi incoloro corazón.


AZM














martes, 23 de diciembre de 2014

¿Los jóvenes debemos seguir luchando?

Solía ver por las noticias internacionales las movilizaciones juveniles que marchaban en contra de la violencia que sufrían en su país, quizás, enfocándome en otro escenario, exigiendo la liberación de rehenes secuestrados por un inadaptado, o pidiendo una explicación ante la desaparición de más de una docena de universitarios.
Recuerdo el impacto que generó en mí el desalojo de la parada, ex mercado mayorista en Perú, tanto así que le dediqué una entrada en el blog. Ver tanta sangre, tantos inocentes heridos, tanta violencia a flor de piel, tan desagradable espectáculo, tan mala organización, animales muertos, policías cobardemente golpeados, comerciantes abusados...

Cuando el pueblo se levanta, temo.Temo porque muchas veces los medios de comunicación y la forma en la que llevamos el mensaje para quienes nos creen "líderes de opinión" y que, si decimos que el sol es verde empiezan a creer que realmente es así, se ven afectados y toman una posición inamovible de acuerdo a lo que informamos, de acuerdo a lo que les mostramos y cómo se lo decimos.

En mi país, en mi nación, en mi Perú, los jóvenes están indignados porque les están 'recortando sus derechos', porque no tendrán un mes de vacaciones, porque no tendrán gratificaciones, porque ahora las empresas darán 'mano de obra barata', porque quizás 'van a despedir a todos los viejos y van a contratar a puros jóvenes', porque 'me van a explotar', y entre otras mentiras.

Cuando oí por primera esto de La Ley Juvenil, más conocida como "La Ley Pulpín", no voy a negar que me asombré, me preocupé, me indigné. Tocando justo el apelativo que tiene esta ley, me da muchísima pena que haya tanta desinformación en nuestra sociedad y un pésimo manejo de la información que muchos ni siquiera saben cuál es el verdadero nombre de esta ley, y peor aún, creen que "La Ley Pulpin" es el nombre real. 
Critico sin temor a los medios masivos que nos trajeron una información mal enfocada, que activaron el cronómetro de una bomba que estalló sin avisar ante nuestros ojos y que lo único que nosotros, los receptores, supimos hacer fue captarla, procesarla y actuar sin antes corroborar que esto sea cierto.

Me informé. Me regalé a mí mismo el tiempo de bucear entre tanta información para conocer lo que realmente promueve esta ley. Una página web en la que primero te explican de lo que se trata, luego te responde interrogantes que inconscientemente te haces sin saber que posteriormente van a ser resueltas por el escrito mismo.

Lo primero que me gustaría afirmar es que esta ley NO está hecha para los jóvenes con experiencia laboral ni para lo que por 'a' o 'b' motivos tienen sus propios medios para ingresar a laborar formalmente a cualquier empresa. Lo segundo es que este régimen es opcional, voluntario; más simple: Lo tomas o lo dejas.
Nadie está obligando a nadie. Nadie le quita los derechos a nadie.
Actualmente, y lo puedo decir yo mismo porque lo he pasado, los nuevos trabajadores renovamos contrato cada 3 meses en una empresa y de manera formal. Con este régimen si una empresa contrata a un joven inexperto en el ámbito laboral, es consciente de que tiene que contratarlo sí o sí por 12 meses, 1 año. Además, el seguro social lo pagará el estado durante el primer año de trabajo y si se tratara de un jovencito que no tuvo la oportunidad de acabar el colegio o desea tener estudios superiores, el empleador puede costear el total de su carrera o el término de su etapa escolar y de esta forma liberarse de los pagos de algunos impuestos, y esto es exactamente lo mismo que hacen los supermercados cuando te piden que dones tu vuelto para algún albergue y demás centros, pues ellos al realizar estas donaciones también se están liberando de algunos pagos al estado.

Esta ley no le quita nada a nadie:
¿Por qué? Simple.

Un trabajador informal, que no tiene un contrato de por medio no recibe ninguno de los beneficios que supuestamente esta ley restringe: CTS, gratificaciones, vacaciones pagadas,etc.
Aseguro que muchos de los que han salido a marchar ni han leído de lo que realmente se trata. 

Un joven que ya está contratado bajo el régimen normal no podrá ser despedido para ser nuevamente contratado bajo esta modalidad porque esta calificado y penado como una falta grave.

Un joven que ya tiene experiencia en cualquier trabajo y postula al mismo puesto no puede ser contratado bajo esta ley.
Un joven que goza de todos sus beneficios porque es profesional, o porque fue contratado bajo el régimen común, o porque sus habilidades o labores justifican su sueldo no puede trabajar bajo este régimen porque esta ley es de uso EXCLUSIVO para jóvenes sin oportunidades, y no me vengan ahora que eso es discriminación porque ya sería buscar más pretextos para ir en contra de.
El 25% de la totalidad del número de trabajadores de una empresa pueden ser jóvenes contratados bajo esta modalidad. Más no, está penado. Y aquí se desbarata la idea de que van a despedir a todo el mundo para contratar a jóvenes que va a ser explotados o que las empresas darán mano de obra barata.
Y así me pasaría explicando paso a paso una ley que se explica por sí sola, que si nos damos el tiempo de leerla y conocerla a profundidad nos daríamos cuenta de que no es una ley que nos quita algo. Al contrario, es una ley que le está dando oportunidades a jóvenes que no la tienen y que quizás no conocen lo que es trabajar formalmente.

Y repito, no es una ley para jóvenes con experiencia laboral o para quienes han tenido la oportunidad de tener estudios completos y/o superiores.
Esta ley no le quita nada a nadie.
Informémonos primero y si después de leerla crees que debes seguir marchando, pues adelante.


AZM


lunes, 24 de noviembre de 2014

Son reglas del mundo

Acababa de pulsar enviar para que el mensaje le llegara a mi mamá por whatsapp. 
¡Qué locura! 

Usamos ese medio para que yo pueda cocinar para mí y mi hermana menor mientras mi mamá trabaja, sigo sus instrucciones al pie de la letra y felizmente hasta ahora todo ha salido bien.
Esta vez no era para una receta de preparación, ni permiso para salir ni mucho menos para decirle todas las travesuras que Kamila, mi hermana menor e hija postiza, hizo durante el día. Esta vez le pedía que me traiga en abundancia mi fruta favorita para cenar:

-"... y muchas mandarinas por favor. Desde hace mucho te las estoy pidiendo y te olvidas.
Gracias ma, te amo".

Ya me veía yo saboreando una por una cada porción de esa mandarina jugosa, comiendo cada "hilo blanco" que trae consigo, arrazando con todas. Todas para mí.
Pero el plan me falló otra vez. Mamá se olvidó de comprarlas.
Un día más sin ellas. Ni modo.

Decidí cenar Tallarines al Alfredo o en salsa blanca como algunos otros lo llaman. 
Me encerré en mi cuarto a comer y a tomar un poco de agua y como siempre empecé a ver por la ventana de mi habitación. Árboles en movimiento, luces que intentan alumbrar la eterna penumbra de la medianoche. No veo personas caminando ni perros jugando. Escucho cómo mis dientes trituran lo fideos que voy ingiriendo y cómo automáticamente sin estar concentrado en lo que hago van hacia mi estómago tras haberlos pasado. Me devuelvo intempestivamente a la realidad de mi cena a solas y bebo un poco de agua.

-"Sí pues, son las reglas del mundo". 
He aquí mi tormentosa voz interior. Esa que hace que mis planes cambien rotundamente a la hora que sea.
-"¿Las reglas del mundo? ¿De qué hablo? ¿Qué tiene que ver con estos fideos que ya se me secaron por estar pensando en otras cosas?" 

LAS REGLAS DEL MUNDO.
Desde hace más de dos años existe Zagaladas, y desde el primer momento en que decidí plasmar mis experiencias o puntos de vista ante un tema empecé a ver las cosas de distinta forma. 
Miento, en realidad siempre las he visto de distinta forma, pero Zagaladas me permitió convencerme de que no estoy tan loco como creí, de que así como yo posiblemente hay muchas mentes introvertidas que conversan entre sí pero que jamás vuelcan lo que realmente piensan, sino lo que el mundo quiere oír de ellos.
He crecido con tantos dichos, con tantos consejos, con tantas frases, con tantos miedos, con tantas advertencias que al final no sé si fueron necesarios, no porque me crea el sabelotodo o el más fuerte del mundo, sino porque finalmente decidí hacer, pensar, sentir y decir lo que para mí es correcto y no lo que para muchos es "portarse bien".

Para el juego de la vida se entrena día a día, con un solo director técnico, con un solo jugador, un solo anotador, un solo defensa. Sin público que aplauda desde el primer triunfo, pero con detractores que te harán recordar hasta el último fracaso. Sin suplentes, pero con adversarios que esperan cuan carroñeros para devorarte cuando estés más débil que nunca. 

Confieso que me he salido de la idea inicial de esta publicación y no sé por qué. Las palabras van fluyendo y no quiero dejar de escribir lo que ahora, mi yo interior, quiere decir. No le importa si el título guarda relación con lo que estoy escribiendo, a él solo le importa plasmar lo que siente en estos momentos, a la 1:43 de la mañana. 
Trataré de cerrar en una sola idea y controlar el rebelde que llevo dentro.

¿Qué es lo normal? ¿Qué tal si todo lo que hacemos está mal pero lo vemos tan "normal" propiamente dicho porque hemos pasado 20, 30, 50, o 60 años creyendo que ESO está bien?
¿Por qué lo que  nos dijeron que NO puede pasar y que ahora EXISTE tiene que estar mal?
¿Por qué nos dijeron que nunca nos van a dejar solos? Si es precisamente cuando estamos solos que empezamos a conocernos y saber qué nos falta y qué nos sobra en la vida.
¿Por qué nos preguntaron si ya hicimos amiguitos el primer día de escuela? Si aún no conocíamos la malicia innata del ser humano.
¿Por qué le dieron el poder absoluto en esta tierra al ser más destructivo del universo?
¿Por qué tenemos que aceptar que éstas y otras más son las reglas del mundo?
¿Por qué cuando queremos coger otros caminos que no respetan las reglas del juego tenemos que estar obrando mal? Quizá sea parte de la solución  del problema. Quién sabe.
¿Cuándo empezamos a entregarnos en cuerpo y alma al amor de otra persona, si aún ni valorábamos el precio que pagaron nuestros padres por traernos al mundo? Eso es amor.
¿Por qué nos dijeron que confiemos ciegamente en nosotros? Si hoy por hoy nadie confía en nadie.
¿En qué momento empezamos a creer que podíamos darle fin a la vida de los demás?
¿En qué momento nos volvimos más salvajes que domésticos?
¿Quién nos dijo que temamos a la muerte? Si es tras ella que realmente empezamos a vivir
¿Por qué nos incomodamos ante un ligero silencio entre nosotros y nuestra pareja? Si justamente es ese silencio que a veces tu relación necesita para volverse más fuerte de lo que posiblemente es.
¿Por qué lo blanco tiene que ser inspirador, y lo negro tiene que ser deprimente? ¿Por qué?
¿Por qué la mujer tiene que sufrir tanto para traer alguien al mundo? Si es lo más maravilloso que existe. ¿También es una regla del mundo?
¿Por qué el hombre no debe amar ni ver con deseo a alguien de su mismo sexo? ¿Perdería un turno o volvería a la partida del juego de la vida? Creo que es peor. Perdemos el juego.
¿Por qué nos esforzamos tanto? Si desde que nacemos vivimos escuchando que jamás alcanzaremos la perfección.
¿Por qué unos nacen en la mejor clínica del país sin saberlo, sin pedirlo, sin merecerlo. Y por qué otros mueren en la peor circunstancia sin sospecharlo, sin imaginarlo, sin siquiera una oportunidad de vida?
¿Por qué vemos en las telenovelas que el bien siempre triunfa? Si en la vida real el mal está cobrando mucho terreno.


¿Por qué callamos ante lo injusto? 
¿Por qué nos dijeron que la verdad nos hace libres? Si cuando la sabemos callamos "para evitar problemas".
¿Por qué estás leyendo estas contra-indicaciones de MI juego de la vida? ¿Casualidad?
¿Por qué no intentas cambiar un poco las reglas del mundo? 
Al final de todo, quizás no hayan sido muy bien escritas.
O quizás, no estemos jugando correctamente.
Esto depende de ti.
¡Siempre adelante!

Los quiero.

AZM



domingo, 16 de noviembre de 2014

Liz Andrea

Era un niño que ya estaba creciendo, estaba experimentando sus primeros gustos por las niñas un tanto más grandes que él, ser deshinibido era una de esas cualidades que explotaba al máximo cada vez que podía. Parlanchín,entrometido,desesperante... Todo eso y más.

De pronto apareció la niña de sus ojos, esa niña que estremecía su estómago con tan solo verla. Esa niña que se encargaba de enfrascar su deshinibida personalidad hasta reducirla a su mínima expresión. 
Cada vez que la veía ya no era él.

Él era otro.
Él ya no era yo.
Ella era mucho más alta, tenía algunos años más, ¿cuántos? No importa,solo algunos más.
Él era mucho más pequeño, tenía algunos años menos, ¿cuántos? No importa, solo algunos menos.
Sus paseos en bicicleta eran la excusa perfecta para ir dando rienda suelta a lo que a esa edad llamanos amor. 
Jamás sellamos la pureza de nuestros sentimientos con el tierno beso que siempre esperé, y que me pregunto si ella, en algún momento lo deseó.



Camino a Colombia
Fueron pasando los años y el amor iba tomando fuerza y otro rumbo. Ella se convirtió en el ángel que cuida, que grita, que abriga, que canta y encanta, que sufre a solas, que entrega todo de sí y que siempre está dispuesta para cuando la necesito. Se convirtió en mi partner de viajes, en testigo de mis emociones por estar sentados juntos en el asiento del avión rumbo a nuestra siguiente parada. Se convirtió en esa persona que nunca falta el día de mi cumpleaños, en esa persona a la que le puedo preguntar cosas de su vida privada, y en la que me responde abiertamente.En esa persona que me interroga cuando quiere, que me pregunta si estoy seguro de lo que estoy haciendo y en la que me acepta tal cual soy.


Rapada.
Su generosidad llegó al punto más alto cuando se apareció en mi casa sin un solo cabello, "rapada" como decimos en Perú. No le pregunté qué es lo que había pasado, ya lo sabía.
Donó su larga cabellera a una niña con cáncer. El corazón se me estremeció y me pregunté si yo hubiera hecho lo mismo. No me respondí por vergüenza, en realidad sé perfectamente cuál es la respuesta.

Hoy yo tengo 20 años, y ella 24.
Hoy yo intento seguir creciendo y terminar de formarme, mientras ella es una mujer hecha y derecha. 
Una mujer que mantiene firme su fe a pesar de haber pasado por cosas muy fuertes, como la que afronta ahora mismo. Por eso no quería dejar pasar esta oportunidad para decirte lo magnífica que eres, lo agradecido que estoy con la vida por haberme puesto en tu camino, y a ti en el mío.
Se fuerte, tan fuerte como has sido estos 24 años. De todo lo malo siempre sale algo bueno, y estoy seguro que tú exprimirás al máximo esta prueba que para ti no es nada. Eres vencedora de nacimiento, así que has que pierda su tiempo por haber osado apoderarse de ti.

Estaré aquí, esperando que me des el visto bueno para ir a verte cuando lo creas conveniente, cuando te sientas cómoda, cuando así lo quieras. 

No decaigas.
Te quiero mucho.

AZM

martes, 28 de octubre de 2014

¡Hola. La tengo grande!

Hace algún tiempo escribí una entrada titulada “Qué fácil es ser nosotros” en la cual mencionaba todo lo positivo de ser hombre, varón, macho,  o como quieran llamarlo; pero como todo y  como todos tenemos algunas cosas en contra.


Estamos acostumbrados a pensar que una sociedad machista es ver  a un hombre-patán que hace uso de su fuerza física en contra de una mujer,  que expresa improperios o que simplemente no se comporta como un verdadero varón. Y de hecho es cierto, pero el término ‘machista’ no se le atribuye simplemente a los del sexo masculino, sino también a algunas mujeres, y es así como nacen las mujeres machistas.
Existen en la actualidad, en pleno siglo XXI, mujeres que nos reprimen socialmente.
Veamos, por ejemplo ¿qué pasaría si tú, una bella señorita, sale con un fornido varón al cine a ver una película de terror y de pronto éste se asusta, o si por el contrario, van a ver una película sumamente dramática, y él bota unas cuantas lágrimas porque simplemente se conmovió?
Apuesto que la mayoría, porque afortunadamente no son todas, no volvería a salir con él, pensaría que es gay, que es poco varonil, sería tema de conversación con sus amigas y la burla de muchos de sus amigos.
“Los hombres no lloran”
¡MENTIRA!
Lloramos, no muy a menudo pero lo hacemos, y estoy seguro que vernos llorar es bastante desgarrador.
Por otro lado, el estereotipo del “macho rendidor”.
¡Oigan, a veces nosotros no tenemos ganas de ‘tener sexo’, de hacer el amor, ni de nada! Bueno, en los jóvenes es muy poco común, nosotros siempre queremos jajaja. Entonces hablemos del adulto estresado por tanto trabajo, problemas familiares, problemas existenciales, etc. ¿Por qué no nos respetan? Pero claro, si mi novia, mi mujer, mi esposa, o mi saliente no tiene ganas de un contacto carnal conmigo yo sí tengo que aceptar su decisión y no seguir forzando la situación porque si no ¿qué pasa? Soy un hombre-patán-machista que solo quiere saciar su lado salvaje.  ¿Y cuál es el panorama si yo no quiero hacerle el amor a mi pareja? Ya no la deseo, tengo otra mujer, me gusta otra persona, estoy perdiendo virilidad, soy un poco hombre, entre otras cosas. Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante.



Hola. La tengo grande.
Este punto ya no es un tema tabú eh, todas y todos nos “morboseamos” con el tamaño del pene, así de claro. Y aunque está científicamente comprobado que el tamaño no importa, éste es un tema eterno en conversaciones de hombres, de mujeres, o entre hombres y mujeres. 

Y en esta sociedad machista los que son menos proporcionados se convierten en la burla de todos, y las mujeres aportan mucho cuando nos quieren destruir.
Tenemos un inmenso peso sexual encima, y eso es angustiante porque DEBEMOS rendir, además de satisfacerlas, a esto sumémosle que tenemos que estar disponibles para cuando ellas lo quieran para conservar nuestro título del varón con los pantalones bien puestos.


En este mundo  estamos acostumbrados a ver a la mujer como la víctima y al hombre como el agresor. A ellas como las buenas, y a nosotros como los desgraciados, y no pues señores, hay de todo un poco y para todos los gustos. Cada quien escoge cómo vivir, cómo disfrutar, cómo sufrir o con quien compartir sus días. Todos somos un mundo distinto, cada persona es un misterio por descubrir y que al mismo tiempo jamás terminamos de conocer. 

¡Ánimos! No somos tan desalmados


AZM

lunes, 13 de octubre de 2014

Conversaciones Intrapersonales

Lo  miraba de pies a cabeza.
Tenía una camisa rosada a cuadros, un pantalón de vestir, zapatos negros y la correa ajustada. Se veía bien, al menos algo aceptable como para ir a una entrevista de trabajo. El grano que tenía en una de sus mejillas desentonaba sin lugar a dudas, y creo que con el cabello seco se hubiera apreciado mejor su peinado. Ni modo.
Era la segunda vez que me cambiaba de ropa, y también la última porque solo tengo 2 cambios de "ropa de vestir". Dejé de verme en el espejo y aunque no estaba satisfecho de cómo me veía tuve que salir casi corriendo porque el tiempo me estaba ganando. Bajé las escaleras de los 4 pisos que separan mi casa de la puerta principal y desaté la locura de siempre...

¡Maldito grano! Tenías que aparecer justo hoy, encima estos zapatos suenan como si me hubiera puesto tacos de mujer. Siento que todos me miran cuando camino. ¿Combinará esto que me he puesto? ¡Maldición! ¿Por qué me puse camisa de manga larga si hoy ha salido mucho sol? Bueno Alvaro solo tienes 2 camisas y ambas son manga larga, supéralo. Ok, sube al carro con cuidado para que no se arrugue la camisa y divisa un asiento libre. ¡Puta madre todos están llenos! Ok, no te desesperes seguro en un rato se desocupa alguno. Bien, cantemos algo en tu mente para que no te sientas incómodo por ser el único que está parado en este bus que encima es inmenso. ¡Mierda, no debí ponerle plantilla a los zapatos, me duele mi dedo chiquito! Vamos, vamos, olvídalo. Cantemos. 

Esta era la ¿cuarta? entrevista de trabajo a la que iba con la esperanza de que sea un trabajo remunerado. No sabía cómo llegar y me guié de Google Maps para ubicarme. Estaba en una línea de transporte al que nunca me había subido, pero me sentía tranquilo y confiado.

Ok, creo que ya llegamos. Baja con cuidado y camina despacio para que estos putos tacos no suenen tanto. A ver... Uhm... ¡Ajá! Qué huevón, me bajé una cuadra antes. Disimula y camina como si nada hubiera pasado, aunque creo que todo el mundo se ha dado cuenta de que estás perdido, siento las miradas acusadoras. Bueno, camina, camina. ¡No aguanto el dolor de mi dedo chiquito! Me lo imagino y debe estar apachurrado, pobre. No sé en qué momento de mi vida amaba tanto ponerme ropa elegante, ahora lo detesto. 
¡No encuentro el número de la calle! Se saltean. ¿Dónde estás 1465, dónde?  A ver, regresemos por la misma calle. "1490 - 1482 - 1478 - 1470 - 1462 - 1450 ..." ¿Y el 1465? ¿Acaso lo han borrado porque sabían que iba a venir? ¡Por Dios,de verdad que cuando quiero hacerme el idiota, me esmero ah! (Risas).

Bueno, ¿Dónde está el 1465? A ver voy a cruzar. (...) ¡Ay con razón, no tiene número, está tapado! ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? Todo lo absurdo me tiene que tocar a mí, estoy destinado a que todo se complique, hasta cuando se me cae el pan, se cae el lado untado boca abajo y el que no tiene nada cae a buen recaudo. ¡Ag! 
¡Mierda Alvaro, deja de pensar tonterías!

¡7,6,5,4,3,2,1 ... Al fin puedo cruzar! Bien. Caminemos, caminemos. ¿Qué me compraré con mi primer sueldo? Un celular sin lugar a dudas. ¿Celular dije? Cierto, veré qué hora es. ¡No jodas, ¿son las 4:55pm?! Pero tengo plazo hasta las 5pm solamente, me dijeron de 2pm a 5pm! ¿Tanto demoré en pensar todas estas estupideces y en encontrar la dirección?
¡Bien, aqui vamos! Seriedad.

Aptitud correcta. Serenidad. Seguridad. Le hablo mirándolo fijamente a los ojos. Doy respuestas contundentes. Siento que él está más nervioso que yo. Él, el que me entrevista.
Ha leído mi blog, le gusta. No trabajaría ni sábados ni domingos, el horario lo pongo yo. Cree que mi blog es un excelente material. Me pregunta si tengo alguna duda. La tengo. Le pregunto si el....
Salgo de la oficina y siento que todo el mundo sabe que pregunté lo mismo de siempre cuando me dicen: "¿Tienes alguna duda?" 

...Me pregunta si tengo alguna duda. La tengo. Le pregunto si el trabajo es remunerado. Me responde. Sonrío. FIN. 

Seguiré buscando chamba.


Alvaro Zagal





sábado, 4 de octubre de 2014

La maldita depresión

Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 37 minutos. Puse mi espalda a descansar encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo empezar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo. ¿Qué voy a escribir? No sé, pero quiero escribir. Volteo a la derecha y tengo la vista hacia la calle que me regala la inmensa ventana de mi cuarto, veo el tragaluz del edificio y en él, en una esquina, un nido de palomas que nunca se termina de construir porque a mi vecina no le agradan. Veo también ese árbol robusto e inmenso en medio del parque trasero de mi casa que en muchas ocasiones me ha visto despertar más de 4 veces por noche de forma inesperada. La calle fría, al parecer ha garuado toda la noche, el pasto verde vivo puesto que está algo húmedo, personas caminar, los arbustos bailar al son de la brisa mañanera y aquí estoy yo, sentando en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 8horas 45 minutos. El silbido de la tetera que grita que el agua está lista, que su ebullición ya llegó al clímax y que ya no puede más me regresan la mirada al computador. Me rehuso a bajar para ir a detener los gritos que provienen desde la cocina de mi casa, pero no puedo, tengo que ir.

Soy muy perfeccionista. Soy demasiado sensible. Soy muy observador. Soy demasiado duro conmigo mismo. ¿Complicado, por dónde?

Me sentía incompleto, nada llenaba mis expectativas. No creía estar en ese proceso de la adolescencia porque "eso ya lo pasé, o eso se supone. Entonces, ¿Por qué me siento así?   
¿Qué es lo que hace que sea tan duro conmigo mismo?" 
Tengo demasiado tiempo libre, tiempo que me permite pensar y pensar y pensar, y cuando por fin decido ocuparme en algo, escojo pensar.
Empiezas con esa estúpida metacognición que nunca termina en nada bueno, o al menos no si estás... "algo triste".

DÍA 1: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista".
DÍA 2:"¿Ya? ¿Qué esperas? Trabaja en lo que sea.
DÍA 3:"De verdad te pasas, son casi la 1pm y recién te levantas"
DÍA 4: "Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista"

Nunca odié tanto esto de tener demasiado tiempo libre. Habían días en los que simplemente pasaba todo el día en mi cama, o en la cama de mi mamá, en la de mi hermano, y bueno está bien, he estado en la cama de mi hermana también.
Veía televisión nacional, me entretenía un rato, abría mi cuenta de Facebook, leía un poco, me aburría. No salía, no tenía ganas de bañarme y sí, he pasado hasta 2 días enteros sin pisar la ducha de mi casa. ¿Qué, soy sucio? No me importaba en ese momento.

Era como querer gritar y que mi orgullo me lo impida, era como querer pedir ayuda y que algo dentro de mí me recordara que los fuertes no debemos pedir ayuda. ¡Qué estúpido!

Me estaba hiriendo e hiriendo a una de las personas más especiales en este mundo.

¿Amigos? Uhm. 
Bueno, cuando uno es joven cree que todos los que te sonríen en tu salón de clases son amigos, o que todos lo que te buscan cuando te necesitan también lo son. Pero acabo de completar mi álbum de amigos. Había espacio para 2 fotos, una la pegué hace más de 2 años cuando conocí la inocencia más linda del mundo y cuando me enamoré sin querer, sin permitirle que me enamorara, pidiéndole que se aleje porque "soy muy complicado". No le importó y terminamos estando juntos. Y la segunda figurita la acabo de pegar hace algunos días cuando me reencontré con una de las personas más transparentes y sensibles que he conocido.
(...)

-¿Deprimido? ¡No! Yo no estoy deprimido. No puedo. No hay forma.
-¡Estás deprimido y no te das cuenta!
-¡Cállate! Yo soy así, hogareño, no me gusta salir.
-¡Vamos Alvaro, tienes 20 años. No seas tan extremista!
-¡¿Por qué tienes que gritar?!
-¡¿Quién está gritando?!
-¡Alvaro, mírame! ¿Quién te está gritando?
-¡Alvaro!
-¡Alvaro respóndeme!
Y me obligué a dormir, a pesar de que no tenía sueño, a pesar de que dormía todo el día. Eso hice. Obligarme a dormir.

Me sentía 'no-productivo'. El que no ata ni desata.No encontraba un trabajo que se acomode a la carrera que yo he estudiado. Tengo que esperar hasta el próximo año para tomar los cursos de titulación ... En fin, estaba siendo muy duro conmigo mismo y no lo merecía. Nadie me estaba juzgando, pero al mismo tiempo tenía mi más grande juicio y al peor juez, yo mismo.

Fueron días de sombra, de oscuridad, de desgano, de lágrimas, de pensamientos, de vergüenza, de aceptación ... Pero así como empezó silenciosamente, así mismo se fue yendo.
Me levanté y sonreí, y recordé esa frase que muchas veces me han dicho, sin caer en vanidad : "Me encanta tu sonrisa". Entonces ¿por qué no sonreír? Y así lo decidí, sonreír. No pierdo nada, y gano mucho. 
Y aquí estoy, sentado en mi cama, aquí arriba en el camarote. Mi reloj se detiene en 9horas 49 minutos. Mantengo mi espalda descansada encima de las 3 únicas almohadas protectoras que me cubren del frío de la pared de mi habitación. No sé cómo terminar. Miro alrededor, veo la foto de mi anuario de graduación de 6to grado de primaria, unos cuadros, cosas de aseo...

AZM







domingo, 7 de septiembre de 2014

"Crónicas de una viajera"










Sabía que iba a venir desde Arequipa a Lima (de provincia a la capital de Perú) en unos cuantos días, o semanas o meses, la verdad no sabía en qué momento, pero sí sabía que venía de todas maneras, es lo importante.



Era mi segundo terrorífico viaje en el tren eléctrico, nunca lo uso porque en los lugares en los que me muevo no son necesarios tomarlos y porque sinceramente no sería capaz de viajar a diario en los vagones del terror. No iba solo, iba con mi mamá y nos dirigíamos a visitar a mi abuela que se encontraba internada en un hospital debido a una emergencia que tuvo días anteriores, pero como las mamás son impredecibles a medio camino se le ocurrió bajar 2 estaciones antes de la que nos correspondía, ¿y todo para qué?

-"Ay necesito una chompita, unos zapatitos para el trabajo, cómodos nomás, y si encuentro un pantaloncito mejor"




-"¡¿Quéé, y nos vamos a bajar en Gamarra?!" (Gamarra es un emporio comercial en Lima-Perú en donde encuentras todo lo que buscas a menor precio, o eso dicen ...) 

-"Sí pero rapidito nomás porque..."


-"¡¿Mamáá, esa chica no es Nataly?!"

-"¿Dónde? Hmmm a ver"


-"Allá, pero mira disimuladamente",  le murmuré.

-"¡Ayyyyyyyy siiii! ¡Pásale la voz, pásale la voz!







-"No seas tan evidente, no estoy seguro. Tiene bracktes y gorro y la estoy mirando desde hace rato y no me dice nada. Creo que no es".

-"Sí es, Alvaro. ¿O no? Ya me hiciste dudar"



César, mi hermano, y Nataly.





Bajamos de la estación sin decirle nada a la "sospechosa". Temía pasar vergüenza y saludarla sin que fuera ella. Cabe mencionar que a Nataly la conocí en el colegio "Ricardo Palma" en Surquillo, estaba en el mismo salón de mi hemano mayor, y siempre han sido muy amigos. Posteriormente me hice amigo de ella también pero hace años no la veía, entonces no estaba muy seguro.




(...)



-"¿Es en serio? ¿Tenemos que hacer cola para salir de la estación? No sabía eso.

-"Señora ¿Cómo está, se acuerda de mi?"

-"Ay claro, la mamá de Nataly Salazar no?"

-"Si, cómo está, gusto de verla".

-"Ya ves Alvaro, te dije que sí era ella pero tú terco". 


(Por Dios mamá, tenías que hacerme quedar mal delante de la señora  >.< )

-"Cómo está señora, mucho gusto", dije.

(...)

Nos despedimos, fuimos a comprar, al hospital y llegó la noche. Desaté mi furia y le dejé un sensual mensaje en su muro de facebook reclamándole el por qué no me había saludado en el tren, pasé vergüenza pública, le dije. En realidad, solo exageraba.

Unos días después llegó a mi casa a visitar. Y la recibí con un :

-"Hooola mala amiga"
-"Ay no seas así Alvarito, ¿cómo estás? Siéntate y cuéntame cómo pasó. ¿Me saludaste? Ah seguro estaba sin lentes, porque ¿estaba sin lentes no? Dime que sí. Yo estaba con un gorro recién llegadita de Arequipa,

Había olvidado que si algo caracterizaba muy bien a Nataly es que habla mil palabras por segundo.

-"Sí, estabas sin lentes", finalmente dije.



-Ah ¿ya ves? Yo soy 100% despistada, la vez pasada una amiga ... Y me gané 'EL' pleito con ella porque ... El tema es que luego mi mamá me contó que los vió a ustedes y ... Oye verdad ya acabaste tu carrera ¿no? ...¿A quién le escribes tanto por celular Alvarito? ... Ah si como te seguía contando ... Y bueno ahora en unos días viajo a los Aires Buenos... (haciendo referencia a Buenos Aires- Argentina).

Luego de toda la semblanza de Nataly y de sus palabras por doquier, vino la frase de la noche:

-"¡¿NO QUIERES PAPITAS?!"
Y todos morimos de risa.


Va a ser un poco complicado que entiendan el significado y el contexto de la frase pero básicamente fue porque Nataly las compró y a nadie se le provocaba las papas amarrilas "Mr. Chips" con avena.
Fue tan gracioso.

(OK, confieso que acabo de hacer una pausa para revisar todo lo que he escrito y siento que me estoy extendiendo, ¿será bueno o malo? )

Pasamos una gran noche todos juntos: Mis hermanos, mi cuñado, Nataly y yo.
Conversábamos de todo un poco. Empecé a cuestionar a Nataly acerca de su carrera y su vida en provincia. Luego César, mi hermano, empezó a explicarle paso a paso lo que debía hacer cuando llegara al aeropuerto pues era la primera que Nataly iba a tomar un avión y no conocía lo que exactamente tenía que hacer. Se lo explicamos muy bien, tramo a tramo. "Cualquier cosa nos llamas". (Fue solo un cumplico Nataly, no te emociones)

De pronto, me quedé callado y pensando mientras ellos iban acordando las cosas para el viaje.

-"Alvarito ¿qué pasó?  'Te pegaste' ". (Se refería a que parecía que yo tenía la mente en otro mundo)
-¡Ay no, ni lo digas. Seguro que la próxima semana publica en su blog "Crónicas de una viajera", comentó César, mi hermano mayor.
No pudimos aguantarnos y reímos desaforadamente

Se hacía tarde y ya era hora de despedirnos. Conversamos un poco más, comimos grasa por la noche y mi hermano la acompañó a que tomara un taxi que la llevara de regreso a casa.

-"¡Buen viaje Nataly!". 
Nos despedimos.

(...)

Dos días después:

-"¿Alguien sabe si Nataly hizo todo lo que tenía que hacer en el aeropuerto? Se lo explicamos pasito a pasito asi que imagino que no tuvo problemas".

-"NATALY ME LLAMÓ HOY A LAS 5 AM PARA PREGUNTARME TODO DE NUEVO PORQUE NO SE ACORDABA NADA".

Carcajadas

No se preocupen, Nataly ha llegado a los Aires Buenos.
AZM